sábado, 8 de septiembre de 2012

Goodbye home office, Hello coworking


Todo el que haya iniciado una pequeña empresa sabe de las dificultades que ello presenta y el que vaya a hacerlo pronto lo sabrá. A los gastos iniciales y regulares se une la necesidad de abrirse camino en un mercado en el que existen competidores consolidados.
Indudablemente, es éste, el problema de captar clientes, uno de los más importantes pero también lo es el de soportar los gastos durante los primeros meses, cuando aún carecemos de ingresos.
No tratamos con ello de desanimar a nadie. Con trabajo, entusiasmo y tenacidad puede lograrse, si lo han hecho otros, ¿por qué no vamos a poder conseguirlo nosotros?
¡Quién no ha soñado alguna vez con la posibilidad de trabajar desde su casa! Sin la vigilancia del jefe, sin horarios impuestos...
Pero, no todo son ventajas. Ya sea que hayan arreglado un espacio en su hogar para este fin (“home office”) o trabajen en algún rincón libre de su casa, llega un momento que pasa la satisfacción inicial de no tener que salir de su propio hogar para ir al trabajo, o en que la libertad de trabajar en pijamas ya no es una novedad; aquí es cuando la persona comienza a extrañar los pequeños detalles de trabajar en una oficina, como la interacción con los “amigos del trabajo” o la camaradería entre colegas; ya sea para ayudar a un compañero con una tarea o pedir ayuda a alguien más experimentado.
 
Trabajar desde casa puede ser una experiencia solitaria, independientemente cuanta tecnología tenga uno disponible (e-mail, chat, Skype, etc).
La ausencia de interacción física o presencial puede llegar a ser abrumadora, y luego de un periodo de tiempo, uno comienza a preguntarse: “¿Por qué esto no es tan divertido como sonaba inicialmente?”.


De esta necesidad, nace el Coworking, una tendencia global sin freno, que consiste en la congregación de distintos profesionales en un espacio compartido. En estas comunidades se fomenta la colaboración, la creatividad, el talento y la comunicación.
Un espacio de Coworking le ofrece a estos profesionales independientes poder tener un lugar a donde poder ir a trabajar, que tenga las facilidades de una oficina regular (escritorios, sillas de trabajo, internet de alta velocidad, aire acondicionado, salón de reuniones, etc) y algunos otros extras (cocina, bebidas, café, salas de relajación, sofás cómodos, video juegos, etc); con el beneficio adicional de poder formar parte de una comunidad de profesionales afines, ya sea independientes, emprendedores o innovadores; que comparten recursos, conocimiento y hasta en algunas ocasiones, proyectos.   
Y precisamente, el beneficio de participar de un espacio de Coworking no es conseguir una oficina per se, ya que desde hace varios años existen ofertas de oficinas compartidas u oficinas virtuales; el beneficio real es la participación, integración e interacción entre miembros de la comunidad, que genera como consecuencia nuevas ideas, colaboración entre profesionales y generación de nuevos proyectos.
Bienvenidos a la nueva forma de trabajar.

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